sábado, 27 de septiembre de 2008

Poema

1


Pensarás: Mi padre esta lejos.
Ni siquiera recuerdo sus manos acariciándome,
no escucho su voz ronca en las mañanas
ni los cantos que prometió hace tanto.

Nos dejaste una noche, diciendo ya regreso.
Atrás quedaron las lágrimas y el recuerdo,
tus papeles y tu ropa antigua.
Y mi madre. Durmiendo con sus hermosos ojos hinchados,
sola en esa cama antes habitada por sus cariños.

Triste a la luz de las bombillas,
acaricia su vientre y mi cabeza;
pensando en los nombres que vos me has de poner.
Cada noche escucho los mismos llantos.

Y tu, tan lejos,
aunque digas que no te fuiste te alejaste,
aunque creas que estando en su corazón estabas cerca,
no lo estabas.

Te fuiste sin siquiera conocerme,
y aunque regreses, ya te has ido.
Aunque estés cerca ahora, estabas lejos,
como ahora que no te tengo.
Y las lágrimas de mi madre
no tengan cuando menos
dos manos maltrechas como las tuyas
para que las sequen una a una,

que la abracen ahora que está triste,
que toquen su vientre, y le digan “te quiero”.

.
2


Lo mismo yo pensaba de mi padre.
Una noche le dije: “no te vallas, te quiero”
Quiero que estés en casa con tus hijos,
pero se fue dejando a dos niños tristes.

Y lloré; lloré como dicen los hombres débiles
/ que así lloran las mujeres

Lo extrañé, como extrañaba su escritorio y sus libros,
su tabla de ajedrez con sus apuntes;
su cara seria y la música antigua.

Ahora, que vive lejos con otra familia
/ y otros hijos
juego ajedrez triste,
escucho música triste,
recuerdo a mi madre triste,
dejo a mi mujer triste,
te siento, mi hija
y tu tristeza se convierte en mi viaje
de regreso a casa, a la pobreza,
pero en realidad, a la felicidad.
Washington DC. 5/7/03.

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