sábado, 27 de septiembre de 2008

Alondra

Zapatos sucios bajo su ropa de dormir.
El saco negro grueso,
La piel pálida y canela de sus brazos.
Una anciana camina con un gran sombrero sobre la frente
Camina por esta gran ciudad pobre y desahuciada.

Y yo, con mis zapatillas negras obsequiadas,
Con los pantalones que le robe a mi primo,
Con la ropa miserable
Debería sentirme abatido, miserable por
Sentirme solo como ella,
Desahuciado por estar lejos de mi hogar humilde,
Lejos de mi patria y sus dolores.

Pero cerca de mi patria están
más allá de los dolores,
El mar azul turquesa, la alegría
De ser feliz conmigo mismo,
Y de ver crecer a Alondra, que alguna vez
Fue parte de mi cuerpo.

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