lunes, 27 de abril de 2009

en ese mismo camino

partiste
una noche como aquella,
una noche de verano cuando llegué a casa
y tu cuerpo ya no tenía vida. Pero era sólo tu cuerpo.

esa mañana te había visto sonriendo.
esa mañana cuando me despedí de ti en el hospital
me dijiste "no te preocupes, estaré bien".
despertaste a pesar de las drogas y los calmantes
para decir que me vaya tranquilo, y me fui.

y así estuve, tranquilo gracias a tus últimas palabras.

pero los días siguientes ya no estabas en casa,
los días siguientes no importaban
y así me pasaron 1, 3, 5
diez años,
y sigo pensando en aquella noche en que tus órganos vitales
dejaron de funcionar,
aquella noche tan irreal
que aun recuerdo los silencios de la escena de tu entierro.

he logrado tantas cosas que te quise dedicar desde entonces.
he amado como tu me amaste,
he gritado como tu gritaste,
he intentado luchar como me enseñaste a hacerlo.
amé tus orígenes campesinos como si fueran los míos propios.

me dijiste, no estés triste, esa noche.
y tiempo despues que partiste escuché de tus labios:
"estoy bien, solo debo seguir
caminando";
me abrazaste aun despues de haber muerto
no se si fue un sueño,
no se si fuiste tu,
o que es lo que fue,
pero despues de ese día simplemente
dejé de sufrir cada noche
dejé de llorar como lloraba cada vez que visité tu tumba
dejé de pensar en ti de manera triste e indescriptiblemente nostálgica
para asumir la felicidad de tu nuevo camino,
la felicidad por llevar en la sangre el cariño por tu pueblo andino,
el cariño por tu familia que aun sigue atrapada entre cerros y paisajes inmensos.
estoy alegre, por llevar en mi corazón latidos dados diariamente gracias a tu esfuerzo,
gracias a esa fuerza que me mantiene caminando en esas mismas montañas
y en este mismo país.

(dedicado a mi abuela, donde sea que esté).

No hay comentarios: