lunes, 15 de marzo de 2010

hoy todo luce igual

Hoy,
las calles lucen igual todas juntas,
cada puerta de madera pobre en esas calles
sin asfalto.
las casas del Cerro Trinidad,
(Valle de Chancay al norte de Lima, la ciudad del enorme crecimiento económico)
se cayeron gracias a las filtraciones de los desagües inexistentes.

Uno pensará:
de qué mierda habla este hombre,
qué cosa tan horriblemente panfletaria habla este anti-poema,
qué tema tan trillado y tan terriblemente abusado es este.

Pero no es así
no hablo de ideas,
hablo de casas, hogares y seres humanos,
de las casas del Cerro Trinidad cuando se vinieron abajo,
hablo de la Señora Socorro,
madre soltera, con dos hijos,
viuda, lava ropa y es profesora,
casi pierde sus paredes de esteras y madera,
casi pierde a su vecina, Doña María
porque logró escuchó el retumbar de la pared de adobe y pudo correr antes
de que se le venga el mundo y toneladas de piedra y barro. Pudo ella estar ahora muerta,
en un cementerio pobre dentro de un ataúd lleno de deudas y penas,
40 años y 40 kilos de peso, tez morena,
creyente en que dios la sacará algun día de esta miseria,
de esta típica miseria.

Todas las personas del Asentamiento Humano Alto Miramar,
pueblo de Chancay, país Perú,
tienen las esperanzas puestas en una mejora inexistente,
en un progreso
que es tan dificil entender:
Agua, Desagüe, un muro de contención, una casa que no se derrumbe sobre ellos,

una vida digna,

derecho a levantar la frente,

derecho a respirar la brisa marina,

A ver la vida con esperanza, a no resignarse a la pobreza eterna, a comprender que hay gente que es rica, y que todos tienen derecho a morir y llegar al cielo
sin cargar cruces tristes y pesadas.

Hoy, todas las calle slucen iguales:
en los barrios del norte bogotano,
en las favelas de Sao Paolo,
en los cerros de Chancay
en mi viejo barrio limeño,
en el cielo del supuesto dios creador,
y hasta en su puto infierno.

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